Están de moda las habitaciones
rojas, revestidas de blanco.
A estas alturas y
después del estreno de las millones de sombras de Grey y, tras el boom que el libro tuvo, supongo que pocos
desconocen la existencia de una peligrosa habitación roja donde un hermoso espécimen masculino y una angelical chica del montón, desarrollan todo tipo de prácticas poco convencionales.
Cada vez percibo con
más intensidad, el interés de la moda
por hacernos parecer eso o aquello. Y la gran acogida que este juego del
despiste consigue en el público. Existe una tendencia en los últimos tiempos a
hacernos parecer lo que no somos. Confundir, jugar con la dualidad. Parecer ángeles
y ser demonios.
La vida en rosa o en
blanco, como decía Edith Piaf.
De aquí, podríamos
concluir la insistencia de los
diseñadores de colocarnos lazos en las blusas, muy retros, muy burgueses ellos.
Totos felpas y diademas doradas en el pelo.
Abrigos rosas de tejidos blandos y cálidos, jerséis blancos angelicales, luminosos. El blanco nuclear se
ha apoderado de las pasarelas. En total look. Bailarinas casi infantiles, faldas, evasé, o
midi, bolsitos coco, etc. Look todos ellos, románticos, sofisticados, con un toque
vintage, y muy elegantes. Recuperando en
parte la imagen de la inocencia
sesentera
Contamos para ayudar
a esta inspiración de sueño, con pequeño
foco en la moda, que nos retrotrae a los vestidos de inspiración medieval, con
estética palaciega. Estampados que nos recuerdan los trajes de gala de la corte
del rey Arturo, cortes de leyenda, etc. Cierto es que la serie Juego de Tronos, parece tener algo que
ver, pero el resultado son unos diseños fantásticos, que nos convierten en
princesas en busca de un príncipe,
viviendo en un país hadas y duendes.
Es una imagen
limpia, pulida e inmaculada, que
trasmite mucha luz, mucho bienestar, mucha confianza. Nos presentan a una chica
hermosa, educada, serena que parece no haber roto nunca un plato.
Pero si miramos en
cambio los escaparates de las tiendas lenceras, o visitamos dicha zona en las más conocidas tiendas de ropa de moda, nos
damos cuenta de que las tendencias para la ropa interior, para el interior de la
habitación, no son tan castas y puras. Los encajes, corpiños, corsés, la joyería interior, las blondas, ligas, y hasta
las fajas son un suspiro. De color negro o rojo. Por dentro se lleva provocar pavor.
Todo esto parece
divertir mucho al público femenino que gusta
jugar con esta doble cara. Y, ya
no digamos al masculino, que encuentra lo que busca por partida doble.
Porque en realidad pocas cosas cambian.
Subyace en la moda un aire burdeos de erotismo de alta intensidad, camuflado por
los blancos y rosas.
Así que yo me
pregunto… ¿en realidad somos poco convencionales en nuestra practicas?
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