Cuando yo era pequeña, y no tan
pequeña, los colores tenían un nombre. Uno solo. Un nombre sencillo y concreto,
tipo; rojo, azul gris, marrón, beige, etc.…
Poco a poco se fueron introduciendo,
no se si en mi cabeza o en el mundo en general, novedades para denominar los colores, como; marrón verdoso, color verde azulado, gris
claro u oscuro, etc. Y, más adelante, mi mente empezó a aceptar el nombrar a
los colores conectándolos con cosas similares, como; ojos marrón miel, verde caqui, verde musgo,
verde botella, etc.…
En este caso, aun era fácil saber de qué diablos de color hablábamos, porque el propio color, es
decir, su nombre sencillo y simple, aparecía en la descripción del mismo, aunque
después se le añadiese más información para matizar y concretar el tono exacto.
Pero las cosas rara vez son sencillas, así que pasamos
al siguiente escalafón en el que el nombre del color quedaba totalmente
destituido, y los colores se empezaban a nombrar con adjetivos o sustantivos,
como; color marfil, color te con leche, color rey, color
invierno, color ceniza, color mantequilla, etc.
Pero la cosa no quedó en esto. Poco a poco se fueron
introduciendo colores que no te daban ninguna referencia, ninguna pista, ni
ayuda para que uno pudiese saber de qué color hablaba el vecino. Y, aquí es donde la locura comienza, porque o
estás al tanto de todo, o no tienes ni idea de a qué color se están refiriendo.
Algunos
ejemplos de esto que digo son; color Calipso, Eton, Carmelita, color Adviento, Durazno,
Ivory etc. O, el que nos trae a estas
deliberaciones tan profundas como es el denominado por Pantone, color del año
2015. El color Marsala.
Dicho color o, como se dice erróneamente ahora,
“tono”, está haciendo furor en moda, (Valentino y Dolce Gabbana, han presentado
colecciones masculinas con este color como protagonista). Arrasa en
decoración y mobiliario. Inunda los complementos desde bolsos, collares,
calzado, etc. Y, por supuesto es el rey indiscutible en maquillaje.
El color Marsala, (desvelemos ya el misterio) es un
tono marrón rojizo, tirando al vino tinto, con un toque en naranja. No es
purpura ni burdeos. Está en medio, o entre ellos. Como queráis.
Además de esto, el Marsala, es un vino que se produce
en la región cercana a la ciudad italiana de Marsala, en Sicilia. Supuestamente,
es este vino el que le da su nombre.
Se considera que aporta un toque bohemio, e
influencias de la época victoriana, en que los colores más oscuros eran
considerados como propios de las personas distinguidas y elegantes. Muchos lo
catalogan de sofisticado, exclusivo y vibrante.
En moda es fácil de combinar con colores neutros, y va bien a todo tipo de pieles.
Y, en maquillaje, es el misterio que toda gurú de moda
quiere desvelar y fabricar, puesto que al maquillar con sombras unos ojos , hay
que ir construyendo este color a base de mezclas y superposiciones. No porque
no lo encontremos tal cual, que por supuesto ya está en el mercado, sino porque
de este modo enriquecemos el maquillaje, y, las transiciones o degradados, se hace más hermosos.
El color del año, afectara a la moda, a los envases, a
las presentaciones, y a los estados de ánimo.
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