Este blog,
este canal, nunca se ha señalado por ser común o por no debatir, o por no cuestionar.
Así que mi felicitación navideña no podía estar más en la línea, y en ella os
expongo mis verdades y mis deseos
Para mí la
Navidad es bonita, pero me sugiere pereza.
Llego a ella
tan cansada, que pensar en todo lo que me supone de cambios, preparativos, y
sobre todo, en todo lo que me suponer hacer lo que quiero hacer, en cuanto a
lugares por visitar, personas a las que abrazar, regalos que hacer, invitaciones que organizar, me supone pereza. Mucha pereza. Y eso es
peligroso. Porque si cedo ante ella, y me sumerjo en la apatía, lo único que
puede ocurrir es que en efecto, tenga
unas navidades muy descansadas, pero también muy vacías. Y que pasadas las mismas, me encuentre
de nuevo con la inevitable rutina, que
por otra parte, adoro, pero sin las sensaciones y experiencias tan
reconfortantes, que pudieran haberme aportado los días de navidad, de habérmela
tomado con un poco más de seriedad.
Y sí. Digo
seriedad.
Cada año me
hago más vieja, y eso hace que cada año valoro de forma distinta las cosas, relativice
otras, y me plazca introducir mi cabeza y mi corazón, en un mar de reflexiones y conclusiones, que
de tan acertadas que me parecen, hacen palidecer a todas las anteriores.
Cada año, creo
que a casi todo en la vida, pero sobre a todo a aquello que nos importa y que
introducimos en nuestra vida, en nuestros hábitos y rutinas, hay que buscarle
un porque y un origen.
Y no olvidar.
No olvidar para
ser coherentes, darle sentido a nuestros actos y poder trasmitir valores, para que dentro de un
tiempo, no lloremos asustados ante panoramas inciertos y desoladores de
sinsentidos y algarabías varias, y para no tener que lamentarse de haber sido
laxos y permisivos, vagos y aburridos, al no trasmitir, al no explicar al no mostrar
el porqué de nuestra navidad.
La trasmisión,
el ejemplo, y la coherencia son instrumentos, herramientas poco valoradas, pero
que dejan huella en el alma humana, e incitan a que los actos del fututo tengan
contenido, y argumentos de ser.
Por tradición,
por educación, por ubicación y sobre todo por convicción, mi navidad, tiene un
origen religioso.
Celebro la
llegada de Jesús, que tiene un significado alto, grande, elocuente, y ejemplar como creo que debería ser el
contenido de la Navidad.
Significa la
llegada de la esperezan, la llegada de la oportunidad, la llegada del perdón,
la llegada de la familia, del amor, del calor, de la fuerza de la unión. Y de
todo lo que pueda, derivarse de un corazón plagado de amor y generosidad
Ese es mi origen.
Y el de muchos, por más que les pese.
No me quiero
limitar a considerar la navidad como una fecha de celebración familiar. Esos
valores familiares que se celebran tienen a su vez, un origen. No están mal,
son fantásticos, pero cerrar los ojos a su verdadero nacimiento, a quien los instauro, es de necios.
Creo que a eso
lo llaman eliminar el componente religioso de la Navidad.
¿Y para qué? Pues
para calmar ánimos, aumentar el borreguismo,
y ofrecer justificaciones a quienes quiere celebrar, pero se encuentran
atrapados entre el no creo y no me gusta esto de Jesús, pero me mola el rollito
navideño. Así seguimos gastando en celebraciones y regalos de forma más convencida
ya convencidos, escusados escudados en términos
más laicos.
Para mí, como
digo, encontrar el motivo, el origen de porqué hago o celebro algo, es
importante.
Puede ser que
al no creer en Jesús, se nos haga más difícil llegar a ese origen, pero tal
vez, si que podamos reconocer que a muchos, se nos llena el corazón en estas fechas
de AMOR, y queremos celebrarlo de forma coherente con lo que creemos. Tal vez, respetar eso, no estaría de más, y más
aún, en un país como es España, donde la Tradición de una gran mayoría, de personas
se basa en esto. No podemos permitir que la tradición quede en nada, porque no
deja de ser parte de nosotros mismos, y si no respetamos esto, muchos harán por
olvidar sus orígenes, y cada vez, el contenido de la Navidad estará más vacío y
más exento de la rigurosa fuerza y del poderoso sostén de lo tradicional.
No existe la
Navidad ideal, solo la Navidad que tu decidas crear como reflejo de tus valores,
deseos, y tradiciones.
Así pues, intentare un año más, que la Pereza
no me conquiste, intentare pensar que cada paso que doy tiene sentido para mí,
intentare trasmitir mis valores, mis costumbres
mis porqués a mis seres cercanos
y queridos y a todo aquel que desee escuchar una visión más de la Navidad.
También celebro.
Celebro todo lo que he conseguido con mi esfuerzo, todo lo que la vida me da
sin merecerlos, celebro todas las millones de oportunidades que se me ofrecen
de trabajar mi futuro, de trabajar mi interior, de esforzarme cada día en ser
mejor, y celebro que sí, que tengo un Ejemplo Mayúsculo en Jesús, que no solo
es puro Amor, si no la guía más grande y hermosa que podemos tener amen del perdón
más generoso para cada una de la millones de meteduras de pata que cometemos a
lo largo del año
Sí. Yo celebro
Y lo hago como todos, pero dentro de mí, anidan con fuerza mis porqués.
¿Cuáles son
los tuyos?
Bendita sea la
fecha que une a todo el mundo en una conspiración de Amor.
(Hamilton
Wright Mabi)
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